La concepción medieval de matrimonio y maternidad era prácticamente un sinónimo, sin embargo, hay que reconocer la grandeza de una madre en el sentido de que puede llegar a ser madre de una civilización (frase referida por Carl Ludwig Schleich), sin embargo actualmente ambos conceptos están muy diferenciados, ya que entre la madre y el padre influyen muchos factores tales como el empleo, la condición social, la madurez , etc.; actualmente es más difícil orientar la palabra maternidad al matrimonio, muchas madres ven incluso aburrida la labor de madres, ya casi no existe la preocupación medieval y de inicios del siglo XX en la cual todas las mujeres deseaban ser buenas madres y estar casadas, el sexo se redujo a un simple placer humano, lo que condujo a la desvaloración de la procreación, y por ende a la pérdida de valor de la frase referida a que todo buen padre o madre ansia con todo su ser que sus hijos sean mejores que sus padres, que es una frase dada por la naturaleza al hombre (dado el principio evolucionista).
El matrimonio actual no es nada de que admirarse, muchas de estas uniones tiene más de conveniencia que de amor por los hijos, es decir, los matrimonios ya no significan la satisfacción por el sacrificio de la crianza a los hijos, mucho menos la comprensión, y otros valores éticamente buenos, por el contrario, el matrimonio se ha convertido en una unión civil o religiosa que da lugar a ciertos convenios de índole económica o social, que no representa realmente la unión por los verdaderos valores morales; un gran estudioso llamado Federico Nietzsche lo relata de una manera más ferviente y acertada.
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